domingo, 22 de febrero de 2009

Rumbo a octubre / Cambios en la comunicación oficial
Las nuevas estrategias del Gobierno para seducir a la gente
Intentará dar una mejor imagen ante los medios; cuidan a la Presidenta y los ministros
Noticias de Política: anterior | siguiente Domingo 22 de febrero de 2009 | Publicado en edición impresa Enviá tu opiniónVer opiniones de lectores (125)
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Scoccimarro, nuevo jefe de la comunicación, entre Kirchner y Parrilli
Foto: Archivo
Mariana Verón
LA NACION


Las estrategias no alcanzan. De sacar a Cristina Kirchner con su atril móvil a hacer anuncios por la ciudad, el Gobierno pasó ahora a rodear a la Presidenta de simpatizantes. Con la cercanía de las elecciones, la comunicación oficial entró en pánico y desde hace unos días la Casa Rosada teje nuevos modos de salir del atolladero y torcer el rumbo hacia octubre.

Nuevos funcionarios a cargo de la comunicación, intentos de un diálogo más fluido con los medios, mayor presencia de la Presidenta en el conurbano bonaerense y hasta la primera reunión de gabinete? pero de voceros. Así se plantearon los nuevos ejes presidenciales para captar la opinión pública en una batalla que tiene como principal objetivo la próxima pelea electoral.

La orden la transmitió Alfredo Scoccimarro, el nuevo hombre fuerte de Néstor Kirchner en el área de medios. Como subsecretario recién asumido, y compartiendo aún las tareas de vocero del ex presidente, el nuevo funcionario impuso una consigna: "Debemos torcer el pulso de la información para ganar la elección".

Así lo pidió en una reunión que ordenó mantener en secreto, en la Casa Rosada, con todos los voceros de los ministros. Estaba también el secretario de Medios, Enrique Albistur, pero todos los consultados por LA NACION coincidieron en adjudicarle a Scoccimarro haber sido el mandamás de aquel encuentro que se realizó en el primer piso del palacio de gobierno. Planteó, además, un escenario "complejo" frente a los comicios legislativos.

En el interior del Gobierno, las dudas comunicacionales no encuentran respuestas inmediatas del matrimonio Kirchner, renuente a cambiar la estrategia. Por el momento, Cristina Kirchner seguirá con su batería de anuncios directos a través de sus discursos. Hay en marcha, de todas maneras, un mecanismo de medición pública para conocer si esa forma de comunicar da resultados. Según reconocieron funcionarios que conocen de cerca a los Kirchner, el matrimonio sigue convencido de que la mejor forma de transmitir su mensaje es mantener la comunicación en una única voz: la presidencial. "Sigue existiendo la creencia de que es mejor saltear a los medios", sostienen en Balcarce 50.

La jefa del Estado reforzará su presencia en los grandes conglomerados del conurbano, donde el Gobierno se recostó tras el duro primer año de gestión de Cristina Kirchner.

Paralelamente, la idea que entusiasma a los estrategos comunicacionales es concentrarse en el interior del país con mayor pauta publicitaria en los medios provinciales y un mecanismo de información de las inversiones del Gobierno en cada distrito. Quienes escucharon la orden de Scoccimarro lo definen así: "Será una regionalización de la información y la inversión publicitaria". En la Casa Rosada dicen que tiene que ver con que la próxima elección es de legisladores.

Con la salida de Alberto Fernández del Gobierno, la otra orden que sobresalió fue terminar con las internas dentro del gabinete después de la todavía vigente disputa del ex jefe de Gabinete y el ala dura, encabezada por el ministro de Planificación, Julio De Vido, y los secretarios de Comercio Interior, Guillermo Moreno, y de Transporte, Ricardo Jaime. "Cada uno debe cuidar a su ministro y al de al lado", fue la instrucción.

El ministro ejemplar
A partir de ahora, todos los miembros del gabinete quedaron habilitados para hablar con los periodistas, un permiso que estaba prohibido por orden del matrimonio, celoso de la información que se da a conocer. Lo llamativo para quienes escucharon las nuevas directivas es que se puso como ejemplo del ministro perfecto al titular de Economía, Carlos Fernández. Algunos no entendieron el mensaje del modelo que propone la Casa Rosada y hasta dudaron si había sido un comentario irónico. Fernández es el ministro con menos presencia en los medios. Rara vez desde que asumió se le oyó la voz.

Y hasta los propios ministros se mostraron incapaces de cumplir la orden emanada. "Que me lo diga [Carlos] Zannini o la Presidenta", respondieron, aún temerosos de las consecuencias de abrir la boca en el cerrado mundo de la comunicación K.







Laura Serra
LA NACION


El éxodo de cuatro senadores justicialistas del bloque oficialista, la semana pasada, desnudó la creciente debilidad del kirchnerismo en distintos distritos del país, con su inmediato correlato en el Congreso: en la Cámara de Diputados ya perdió la mayoría y en el Senado, si bien todavía tiene quórum propio, está muy lejos de los casi dos tercios que contaba cuando despuntó el gobierno de Cristina Kirchner.

La sangría amenaza con continuar en los próximos días con la posible partida de los diputados santafecinos Jorge Obeid, Walter Agosto y Ariel Dalla Fontana del bloque oficialista, que seguirían los pasos del senador Carlos Reutemann, a quien respaldan como candidato en su provincia.

Reutemann, con su par Roxana Latorre, dieron el primer portazo al oficialismo el martes pasado, y detrás de ellos se sumaron los salteños Juan Carlos Romero y Sonia Escudero. No serían los últimos: se menciona que Luis Viana, de Misiones, y Roberto Urquía, de Córdoba, también serían de la partida; ante las consultas, ambos prefirieron recluirse en un total hermetismo.

Más allá de los rumores, el dato objetivo es que el kirchnerismo ya perdió su ostensible hegemonía en ambas cámaras. En Diputados, de tener quórum propio (129) y aplastar a la oposición con el apoyo de aliados K -con los que llegaban a alcanzar más de 150 voluntades-, hoy se redujeron a 117 legisladores fieles y los aliados se suman con cuentagotas.

En el Senado el panorama aparece más favorable (tienen 40 senadores propios), pero perdieron la mayoría cómoda de antaño.

Ante este panorama de debilidad numérica en ambas cámaras, el oficialismo decidió reducir al mínimo la tarea parlamentaria este año -la excusa será la actividad proselitista-, y sólo someterá a debate proyectos de ley que no generen conflicto. Las sesiones comenzarán a espaciarse (tal vez dos por mes) para no desnudar su crisis interna como tampoco regalarle a la oposición un escenario de denuncia y crítica al Gobierno.

En la cúpula oficial procuran restarle dramatismo al éxodo de legisladores kirchneristas. "Quienes ya se fueron del kirchnerismo o analizan hacerlo en un futuro cercano dejaron de ser oficialistas hace tiempo. Ya no los contábamos dentro de la tropa kirchnerista. Sólo formalizaron una situación existente", explican desde los despachos del diputado Agustín Rossi y del senador Miguel Pichetto, quienes comandan el oficialismo en ambas cámaras.

En efecto, desde que estalló la crisis del Gobierno con el campo, Reutemann, Obeid, Agosto y Dalla Fontana se rebelaron contra la Casa Rosada y comenzaron a votar en contra de iniciativas clave, como los superpoderes presupuestarios y la prórroga de la ley del cheque.
Lo mismo sucedió con Romero y Escudero. Recién ahora decidieron formalizar su partida, siguiendo los pasos de los diputados Felipe Solá (Buenos Aires), Enrique Thomas (Mendoza), Marta Velarde (Santiago del Estero) y una decena de diputados díscolos que rompieron con el Gobierno el año pasado.

Sin embargo, si bien eran conocidas sus disidencias, el hecho de hacerlas públicas de una manera tan sonora revela la creciente debilidad del kirchnerismo, situación impensada hace apenas un año y dos meses atrás, cuando asumía Cristina de Kirchner con un Congreso afín y buena parte de las provincias domadas por el oficialismo.

Es que lo que sucede en el Parlamento es el fiel reflejo de lo que sucede en distintas provincias, donde si bien gobernadores mantienen un discurso público a favor del Gobierno y asisten a cuanto acto convoca la Casa Rosada, en sus distritos optaron por la estrategia de "provincializar" las próximas elecciones legislativas sin llevar en sus listas de candidatos el sello Frente para la Victoria.

Los casos más resonantes son Córdoba y Santa Fe, pero hay otros distritos, otrora kirchneristas, que ahora se pasaron abiertamente a la oposición, como Catamarca y Corrientes, gobernadas por el radicalismo. En Río Negro, el radical K Miguel Saiz se proclama kircherista, pero quien lidera el partido, el senador Pablo Verani, ya insinúa su retorno a la UCR. Una situación similar se observa en La Pampa, donde su gobernador, el peronista Oscar Jorge, mantiene buen diálogo con la Casa Rosada, no así el díscolo Carlos Verna, que controla el PJ. También sucede lo propio en Salta.

Es así como en algunas provincias comienzan a insinuarse desprendimientos en el peronismo y se acrecientan las críticas, siempre en reserva, de varios gobernadores. La rebeldía no se propagará públicamente por ahora; su expectativa se concentra en las próximas elecciones y cómo se desempeñe en ellas el kirchnerismo.

Verani vuelve al radicalismo

El senador nacional por Río Negro Pablo Verani, que era radical K cuando asumió la presidenta Cristina Kirchner, anunció ayer que formará un interbloque con el radicalismo en el Senado, de modo que confirmó que trabajará por un proyecto opositor. Verani se distanció del Gobierno durante el conflicto con el campo y, desde entonces, votó en contra de las retenciones y de otros proyectos impulsados por el oficialismo. Ayer se comunicó con el vicepresidente Julio Cobos para contarle que, a pesar de que el Gobierno pretendía recuperarlo aunque fuera como kirchnerista crítico, él había tomado la decisión de acercarse a la UCR. Verani se suma a los gobernadores radicales de Corrientes y Catamarca que ya se habían alejado del kirchnerismo y acercado a Cobos-

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