sábado, 27 de julio de 2013

Sionismo y Judaísmo no son sinónimos

Sí, Gustavo Alfredo Padovan: lo que quiero explicar es que no es lo mismo LEGALIZACIÒN DE DROGAS, QUE LIBERACIÓN. Y que existe un periodismo basura, que se encarga de agredir a quienes sienten como posibles adversarios del poder económico. Lo mismo, sucede cuando hablo de Sionismo (que no es Judaísmo). Mucha gente se queda solo con una parte de la frase y se siente afectada. No es fácil explicar cien veces lo mismo: Hay una negación a aprender porque las escuelas de Comunicación Social, a través de medios masivos ya han hecho el daño y ¿quien será capaz de iluminar a millones de adoctrinados por negocios de la GUERRA BLANDA, que proponen EE UU, Gran Bretaña, y sus países satélites (Canadá, México -un país con un 90% de católicos y una prensa que vende pescado podrido, aliada a Cartagena de Indias en Colombia, y al New York Times, con intención de dominar y saquear el planeta. Si los autores de las crónicas tienen el privilegio de la IMPUNIDAD, que les otorga la Constitución del 94 (este plan de destrucción de nuestro país no es nuevo, fue planificado hace más de 60 años) y garantizan sus "fuentes", si no hubièramos visto la alocución papal, estaríamos creyendo que Bergoglio dijo lo que no dijo. ¿Se entiende mejor ahora? SIONISMO Y JUDAÍSMO: DEFINIENDO LA TERMINOLOGÍA Sionismo y judaísmo: definiendo la terminología Lo que sigue son las palabras de una conferencia dada por el rabino Yisrael Dovid Weiss en la Asociación Unida para Estudios e Investigaciones (UASR). Estas palabras fueron pronunciadas en una mesa redonda que tuvo lugar el 14 de marzo, por invitación del jefe de redacción del MEAJ Dr. Ahmed Yousef. Me corresponde hoy hablar sobre judaísmo y sionismo. Tomando en cuenta las acepciones corrientes en los medios masivos, parecería que sionismo y judaísmo son redundantes. ¿Acaso no se trata de una misma y única cosa? ¿Es que los judíos no son por definición sionistas? Esto es totalmente falso, como espero demostrarles al final de esta intervención. Pero es una impresión muy difundida, tanto entre judíos mal informados como entre los no judíos. Corregir un dato histórico en el caso de una falsificación siempre es benéfico, pues como todos sabemos, “el sello del Creador es la verdad”. En el caso del sionismo no se trata solamente de un error al nivel académico. Se trata de un error que ha causado muchas muertes y destrucciones en el pasado, y seguirá produciendo en el futuro sin remedio, (no lo quiera Dios) si se deja sin corregir. En realidad espero y rezo porque hoy sea el primer paso de un proceso que podrá llevarnos a una solución justa para lo que es la agonía del Oriente Medio, o por lo menos, un alivio al sufrimiento del pueblo. El triunfo de la falsedad Empecemos por una simple pregunta. ¿Cómo es que ha triunfado la mentira que iguala al judaísmo con el sionismo? ¿Por qué algo cuya falsedad es tan fácil demostrar, ha logrado capturar las ciudadelas de la opinión pública occidental? Y al final, ¿qué podemos hacer nosotros al respecto? La historia la escriben invariablemente los que salen victoriosos de sus convulsiones. En el caso del forcejeo sionista-palestino del siglo pasado, este factor coloca inmediatamente al Estado israelí, a sus propagandistas y apologistas internacionales, en posición de timoneros ideológicos. En segundo lugar, el sufrimiento del pueblo judío durante la Segunda Guerra mundial en Europa creó una simpatía extraordinaria entre los pueblos del mundo entero, y esta simpatía sincera y recomendable es lo que viene explotando la máquina de propaganda sionista desde 1945. Por fin, los propagandistas sionistas siempre son muy dados a la censura y a los enfrentamientos tácticos. Es muy útil en este sentido leer al antiguo congresista Findley quien escribió un libro titulado Ellos se atrevieron a hablar (They Dared to Speak Out). Es el recuento vergonzoso de los inmensos recursos que el lobby sionista empeñó en destruir la carrera de ciertos políticos de Estados Unidos, todos los que habían alzado la voz contra el sometimiento de esta nación a Israel. Por supuesto, los judíos antisionistas de todas las orientaciones políticas y religiosas experimentan el látigo del movimiento sionista, desde sus inicios. En 1924, un estudioso judío holandés, el Dr. Jacob Israel de Hahn, que fue secretario del rabino Yosef Chaim Sonnenfeld (1849-1932) rabino en jefe de Palestina (benditas sean sus memorias), fue asesinado cuando estaba regresando de sus rezos del atardecer fuera del hospital Shaarui Zedek en Jerusalén. Su crimen era haber entablado discusiones con dirigentes árabes que ofrecían una alternativa a la hegemonía sionista. Sus asesinos eran miembros de Haganah, una organización sionista mal llamada “organización de defensa”. De hecho, el Dr. de Hahn puede ser descrito como la primera víctima de la violencia sionista en Tierra santa. Pero fuera de un círculo limitado de judíos antisionistas, este asesinato cobarde y a sangre fría es completamente desconocido. Igualmente desconocido del público en general es la facilidad con la cual los sionistas se volvieron en contra de sus compañeros judíos, como en el hundimiento de los barcos cargados de refugiados judíos, con los que se contaba despertar la simpatía mundial, como el S.S. Patria en 1940 y el S.S. Struma en 1941, que le costaron la vida a 276 inocentes judíos en el caso del primero y 769 en el caso del último. Se conocen mejor las campañas de terror estatal contra inocentes árabes y británicos. Obviamente este movimiento no valora para nada la vida humana, y no tolera la crítica pública.