FORMAS PROTOCOLARES.

En naciones cuya forma de gobierno es una monarquía, el monarca, los miembros de la familia real, y miembros de la nobleza del país tienen generalmente uno de varios títulos reales:

Su Majestad (abreviatura S. M.) - utilizado usualmente por gente con el rango de rey o reina, como en el Reino Unido o en el Reino de España. En plural debe utilizarse la fórmula SS. MM.
Su Majestad Imperial (S. M. I.) - usado a veces por gente con el rango de emperador o emperatriz. Actualmente sólo en Japón.
Supremo/a Señor/a (S. S.) - antiguamente usado en algunos países para personas con el rango de rey o reina.
Su Alteza Imperial (S. A. I.) - utilizado usualmente por gente con el rango de príncipe o princesa de países que se denominen imperios.
Su Alteza Real (S. A. R.) - utilizado usualmente por gente con el rango de príncipe o princesa en países que se denominen reinos.
En España los hijos o hijas de los reyes ostentan el título de Infantes de España, salvo el heredero de la Corona, que ostenta el título de Príncipe de Asturias. También pueden ostentar el título de Infante de España personas distintas de los hijos de los Reyes pero con un parentesco más bien cercano al Rey, a quién Éste concede el título por vía de gracia, cual es el caso de S. A. R. el Infante de España Don Carlos de Borbón-Dos Sicilias, a quien S. M. el Rey D. Juan Carlos de España concedió esa dignidad el 16 de diciembre de 1994. En ambos casos (es decir, tanto el Príncipe de Asturias como los Infantes de España), el tratamiento es el de Alteza Real.

En Luxemburgo, este título es utilizado también por el Gran Duque y la Gran Duquesa
Su Alteza Serenísima (S. A. S.) - en algunas naciones que son principados, como Mónaco, los monarcas tienen este título, también durante el Primer Imperio Mexicano, el emperador Agustín de Iturbide usó este titulo, al gual que el ex-presidente Antonio López de Santa Anna.
Su Alteza Ilustrísima (S. A. Ilmª.) - utilizado usualmente por los condes y condesas más mediáticos y que tienen la dignidad de Grandeza en sus títulos.

Su Alteza (S. A.) - en algunos países, como Dinamarca, príncipes y princesas de menor rango o importancia utilizan este título más simple. Asimismo, en el Reino de España, existen excepcionalmente determinados títulos cuyos titulares reciben el tratamiento de Alteza: así, los excepcionalísimos casos en que los Reyes de España han concedido principados (como el de la Paz o el de Vergara).

Alteza Eminentísima (S. A. E.) - Usado por el Gran Maestre de la Soberana Orden de Malta. Son tratados de Eminentísimo Sr. los Cardenales de la Iglesia Católica. Excelentísimo Señor (S. E.) -

Usado por los nobles que ostentan la Grandeza de España y por los Oficiales Generales de las Fuerzas Armadas y los antiguos Virreyes. Son tratados de Excelentísimo y Reverendísimo Sr. los Obispos no cardenales de la Iglesia Católica. Ilustrísimo Señor (S. I.)

- Usado por los nobles titulados que no ostentan la Grandeza de España, así como por Coroneles de los ejércitos de España. Son tratados de Ilustrísimo Sr. los Abades y algunos prelados y sacerdotes con altos cargos en las diócesis de la Iglesia Católica (Vicarios Territoriales, Generales, Judiciales, etc.). Los miembros de los cabildos catedralicios son tratados como Muy Ilustre Sr., a no ser que el ordinario establezca otro cargo. Su Graciosa Majestad (S. G. M.) - Usado como fórmula de tratamiento para referirse a los reyes de Inglaterra.

Los tratamientos anteriores se extienden normalmente a los consortes legales de quienes los ostentan.

Su Santidad (S. S.) - Uno de los títulos del Papa u Obispo de Roma. Pese a ser jefe del estado y monarca del estado Vaticano, no usa ninguno de los anterior títulos reales ni imperiales. También es el término que suele usarse para referirse al Dalái Lama de Tíbet.
Su Beatitud' (S.B.) - Usado para nobrar a los Patriarcas de la Iglesia cristianas de oriente.

Como curiosidad, existe otra formula:

Su Divina Majestad (S. D. M.) - fórmula de tratamiento que vincula al rey con Dios, a partir de la idea tradicional de que de la divinidad emanaba su dignidad terrena.
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