Ninguno de nuestros presidentes defendió la Casa de Gobierno frente a los militares"
De visita en la Feria del Libro, Osvaldo Bayer criticó las figuras de Yrigoyen y Perón y dijo que los partidos mayoritarios todavía deben una autocrítica.
Por: Horacio Bilbao y Guido Carelli Lynch
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Los últimos se modernizaron, huyeron en helicóptero, dijo Bayer.
Usted llega aquí para presentar un libro que habla, entre otras cosas y con sorna, de la relación entre el discurso "gorila" y el peronista en los días previos al golpe del 55 ¿Sigue existiendo esta dualidad?
Una vez di una conferencia en un núcleo más bien nacionalista de izquierda, por llamarlo de algún modo y cuando me puse a hablar de ciertos aspectos del peronismo, un historiador peronista me gritó gorila. Y me comparó con el almirante Rojas y con Marcos Aguinis. Le contesté que la comparación con Rojas era tan desusada que no me lo tomaba a mal, porque hay muchísimas diferencias. Pero le dije que no le iba a perdonar nunca que me haya comparado con Marcos Aguinis. (Risas)
El libro, Victoria Ocampo elige sombreros en París, también desnuda algunas intimidades de Perón, ¿qué piensa cuando ve que los historiadores revelan cada vez más intimidades de nuestros "próceres"?
Si un biógrafo menciona los amores de Belgrano, y los hijos naturales de Belgrano me parece bien, es algo histórico. Pero no hay que tomarlo como algo fundamental. Es un aspecto más de su vida. Un 90 por ciento de nuestros próceres han tenido esta clase de vida amorosa y lo han disimulado muy bien, como había que disimularlo en aquellos tiempos, especialmente por la religión.
En una nota que hicimos con Félix Luna él dijo en relación al trato que le dio Roca a los pueblos originarios que en aquel entonces nadie proponía otra cosa, ¿qué le responde?
Hemos discutido mucho con Félix Luna. Hay que leer los preciosos documentos de Belgrano, cuando llega a las misiones en su viaje hacia el Paraguay lo primero que hace es decretar la libertad de los pueblos originarios y elimina la mita y el yanaconazgo. Les da los mismos derechos a "los que hemos nacido en primera generación en estos territorios". Además, les devuelve las tierras y consigue préstamos de la Junta de Mayo para que se les compren herramientas y ganado. Entonces, la de Luna es una forma de explicarlo. La misma asamblea de 1913 lo dice muy bien cuando elimina esas tres formas de esclavitud de los indios.¿Y qué decimos sobre Roca entonces?
Por ejemplo, un estudio de la UBA señala que más del 60 por ciento de los argentinos tiene sangre de los pueblos originarios. A través del criollo, posiblemente. Tener el monumento más grande y más céntrico de Buenos Aires dedicado a un hombre como J. A. Roca que habló siempre del exterminio de los indios, que los trató siempre de salvajes y bárbaros, es una falta de respeto a la población. Ahora, si se trata de explicar por la tendencia hegemónica de un momento histórico o cosas de época, entonces tendríamos que dejar los monumentos a Hitler en Alemania. Aclaro que estoy exagerando un poco.
A partir de la muerte de Alfonsín, los partidos revisan su historia y usted ha sido muy critico con figuras como Yrigoyen, ¿por qué?
No he criticado en todo a Irigoyen, he destacado las cosas que hizo bien. Pero sí critico su responsabilidad en las tres represiones a obreros más brutales de nuestra historia. La semana trágica, la Patagonia rebelde y La Forestal (la compañía inglesa que barrió los bosques de quebracho en el norte argentino). Y siempre le he pedido al comité nacional que hagan la autocrítica, que es un arma de la democracia y que se debe usar aunque haya pasado medio siglo o un siglo. Nunca la hicieron, así como los peronistas no la hacen con los crímenes de las Triple A. Los dos grandes partidos de la Argentina no tienen autocrítica, ellos nunca se equivocaron.
¿Y por qué no la hacen?
Es un problema de culto a la personalidad. Yrigoyen tiene cosas buenas y otras muy negativas. Su salida de la casa de Gobierno es lastimosa. El va a La Plata y renuncia ante un Teniente Coronel medio sorprendido. Así presenta su renuncia, en lugar de resistir en la Casa de Gobierno. Lo mismo pasó con Perón. Ninguno de nuestros presidentes defendió la casa de Gobierno cuando fue volteado por los militares. No tenemos el ejemplo de un Salvador Allende que prefirió dar la vida pero no abandonar la casa, que es el símbolo frente a los militares de la democracia. Todos nuestros presidentes huyeron. Empezando por Yrigoyen, siguiendo por Perón; Frondizi no se defendió, dejó que lo llevaran a la Isla Martín García, Illia llamó a un "coche de alquiler" y eso fue tomado en broma, porque ya se decía taxi. Luego Isabel y De la Rúa se modernizaron, y huyeron en helicóptero. En fin, cuando se elige a alguien, ese alguien tiene que tomar la responsabilidad de no abandonar y de defender al menos la Casa de Gobierno.
viernes, 8 de mayo de 2009
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